Hola Amigos, pues siguiendo con mi lista de acciones para
vivir una vida más simple, y disfrutar más de ella, este fin de semana es de
dejar el coche en casa y tomar el
transporte público para trasladarme a los compromisos correspondientes a estos
días.
Para hacer lo anterior, me levanto temprano, tomo un buen
almuerzo, preparo los libros y demás documentos necesarios para mis clases en
el Centro de Lenguas y Lingüística Aplicada y camino hacia la parada del autobús.
Hay muchas ventajas de utilizar el transporte público en
combinación con el uso del automóvil. En primer lugar, es muy diferente
contemplar la cara de la ciudad a nivel de peatón, que a 30, 50, ó 60 km/hr.
Observas mejor las cosas, las personas, los niños, los ancianos, el bullicio
natural del día. Se aprende a apreciar más lo que tenemos, para dejar de
preocuparnos por lo que no tenemos.
Cuando uso este medio de transporte, saludo a personas que
utilizando el coche no saludaría, que no
encontraría, con quienes de otra manera no compartiría mi tiempo, mi punto de
vista de las cosas. Me encontraría con personas reales, de carne y hueso con
las mismas necesidades que las mías y no 20 mil virtuales que se acostumbra
tener en la comercialización de la amistad que promueven las redes sociales
como facebook y twitter.
Es interesante observar que cuando vas en el transporte
público, cada uno procura proteger su espacio personal, (30 cm, a tu alrededor)
de que no lo invadan, y de ser así, tienes que aguantar la incomodidad de esa
invasión. Pero bien, no es el mismo tipo de invasión de la privacidad que sin
remordimiento promueven las redes sociales. El beneficio de esta invasión en el
TP, es que te obligas a hablar con extraños, que finalmente no son tan
extraños. Son personas que pueden estar esperando platicar contigo, es probable
que no tengan con quien platicar y compartir su estado de ánimo, sus éxitos o
sus fracasos, pero que finalmente platicar con alguien es un beneficio para
mejorar el bienestar de todos, y dejar de encerrarnos en nuestro mundo para
abrirnos a la socialización con personas como nosotros.
Por otra parte, dejar el automóvil en casa es una manera de trasladarse
más amigable de ser con el medio ambiente. Contaminas menos, ahorras dinero, y
te sientes mejor en lo personal, porque contribuyes al cuidado de nuestro
planeta.
¿Y tú dejas el coche en casa? Te invito a instituir en tu
vida personal, “Un día sin Coche”, y te darás cuenta de sus beneficios, como el
reducir el estrés que produce el tráfico de las horas pico, el buscar un lugar
para estacionarte, el cuidar de manejar con precaución para evitar un choque,
etc., y el impacto positivo para tu vida personal.
Agradezco tu comentario. !Hasta la proóxima!